KILLER KIN - Killer Kin

¿Somos la generación de los lemas olvidados?. Tal vez seamos tantas a la vez que no terminamos de ubicar nuestro sitio, ¿o fue que sucumbimos a los cantos de sirenas?. Hasta los desheredados se mueven por modas de las que no forman parte y miran de reojo y altivez al que considera más paria que ellos. Reinventamos la definición de nihilismo para adaptarlo a nuestro confort y sentirnos bien con nosotros mismos mientras tejemos la careta a mostrar cara al exterior. Lo mismo tratamos de hacer con el punk travistiéndolo de manera que se ajuste al producto de consumo propio que en este preciso instante nos gusta en vez de dejarnos seducir por la esencia. El reino de falacias no corre peligro cuando sus monarcas son los primeros en creerse sus propias mentiras, adulados por el aplauso fácil del que necesita sentirse parte del equipo ganador, militar en el  bando correcto aunque ni tan siquiera sepa que sentido tiene.

¿Y a que viene todo esto?. Pues porque te pegas de pronto de frente con una gente que viene desde New Haven con ganas de reivindicar el punk de los setenta, proclamarse hijos bastardos de los Stooges y proclamar a los cuatro vientos una mala hostia sonora que podría provocar pogos y lluvias de escupitajos en el CBGB’S antes de convertirse en reclamo de la Guía Michelin. Quizas Killer Kin tengan la fortuna de que se posen los ojos de muchos sobre ellos - y lo suyo sería que los respectivos oidos en sus canciones - y les diesen esa reclamación sobre la crudeza violenta de un género que seguramente no la necesite porque de una manera u otra  continuará  resurgiendo de alguna alcantarilla para tratar una puñetera patada en el culo al establishment antes que este lo engulla para que deje de molestar.

Canciones como la inicial “Mr. Dynamite”, la correosa “On the chain” con ese estribillo que puede provocar estampidas en directo, la inspiración como declaración de amor y principios de “Mötorbanger” a velocidad de crucero y la rabia contenida de la violenta “Needless and Knives”. Abro una puñetera cerveza a la que este calor que ya nos atenaza en mayo comienza a quitar su frialdad mientras suena la última canción, “Cross that line” un rock and roll descarnado y acelerado hasta la extenuación. ¡Yo cruzo esa línea!. Matt, Chloe Rose, Brady, Marco y Jason son los interfectos y culpables de esta reacción en cadena.

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