Angelus Apatrida -Aftermath

Probablemente canalizar la rabia sea una manera consciente de no transgredir ciertas conductas sociales, pero se torna complicado convertirse en observador imparcial. Reflexionar desde la distancia ficticia sobre cosas que ocurren a tan solo dos pies de distancia. El uso de un lenguaje confuso por ajeno, de consignas propias apropiándose  de medios usualmente ajenos tratando de convertir en un polvorín una situación desfavorable en nombre de altos ideales en los que jamás han creido. Señales de alarma encendidas intermitentemente, ecos del pasado que se pasean como fantasmas amparados por la oscuridad de las vacías calles tomadas con la complacencia cómplice de aquellos que traicionan su código deontológico para no contravenir los intereses a los que sirven sin disimulo ni medias tintas en nombre de una verdad tan desprovista de esencia que el diccionario se avergüenza al mostrar en sus cada vez más abandonas paginas, el significado al incauto que aún trata de buscar el sentido más fiel de la acepción.

La canalización del mal en nombre de la libertad es un peligroso juego que puede terminar quemando tus manos. Oscuros espectros que recorren Europa y que asoman su cabeza al otro lado del Atlántico. La propagación de rumores señalando culpables como medio de adhesión a la causa. La difusión de la mentira y su reiteración hasta que parezca cierta, absoluta. Las consecuencias. Las secuelas, Aftermath, como se titula el nuevo disco de Angelus Apatrida, posiblemente la banda más en forma del metal facturado en nuestras fronteras, delimitación que se les queda pequeña desde hace ya mucho tiempo. Angelus Apatrida tienen ya en su poder una serie de discos fundamentales, obras que toda banda necesita como referencia de confirmación, y además un continuo lanzamiento de discos donde se confirman continuamente a niveles difícil de mantenerse.

La violencia sonora como marca de identidad es algo que relacionas de primeras con el sonido de Angelus Apatrida. "Aftermath" no va a ser la oveja negra de la familia. Los conceptos melódicos que tan bien manejan en canciones como "Cold" conviven con la sucesión de golpes directos de otras como "Snob" o "What kill us all", parte del todo a la vez que diferenciado. Casi un cuarto de siglo les avala, algo que en los límites del negocio musical de este país -más aún en la periferia donde se ubican  los barrios del metal- es un pertinente juego de supervivencia del que no todos son capaces de salir con vida. "Aftermath" son lecciones de violencia, la expansión para convertir aquello que les influye en un estilo propio. 

El metal como primer -y único- mandamiento. Angelus Apatrida como profetas de su fe a través del fuego infinito que desprenden canciones como "Fire eyes" o "Gernika". Momentos álgidos como la monumental "To whom it my concern" o el ejercicio de heavy metal repleto de melodías de "Vultures and Butterflies" donde colabora Todd La Torre. "Aftermath" es un disco al que pocas pegas se le pueden poner, sino más bien perderse en alabanzas justas y necesarias. 

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