I LOVE RICH - You have the right…to remain sexy

¿Quién salvará el rock and roll?. ¡Cómo si hiciese falta a estas alturas salvarlo!. El rock and roll es como la energía, que no se destruye… bla,bla,bla, palabrería vacía y vuelta de tuerca una y otra vez sobre el mismo concepto, muchas veces con más pompa y artificio que auténtico contenido. Alguien se empeñó en que el rock and roll no consiste en evadirte de la rutina de una sociedad urbana sometida al capitalismo y su rutina de desgaste bajo la eterna promesa de abrir las puertas del paraiso del consumo a cambio del dolor de tus cervicales y el destierro de la vida familiar y social, para que llegado el momento te den un portazo en las narices o vendas tu alma al diabo vestido de banquero en forma de letras a pagar en cómodos plazos. ¿Quien salvará a esta sociedad que em plena era de la información vive más desinformada que nunca?. El estigma de la clase media, ese invento de los que manejan el cotarro para que mires por encima del hombro al que tiene menos que tú y así les hagas el trabajo sucio, que las clases altas cuando hablamos de oscuro solo se muestran interesadas si dicho adjetivo va relacionado con el dinero.

Este es  mi blog personal, una extensión pasada de moda de mis ideas, por muy descabelladas que os pu peerdan parecer, pero no, si no le gustan no tengo otras. Mi derecho irreductible al pataleo, a bajarme en la próxima estación porque me da la gana y porque últimamente ni me entiendo con los que debería de hacerlo -con los que no, hace mucho que renuncié a hacerlo- ante el desconcierto, no general, pero si propio y en alguna ocasión ajeno. Y además reivindico mi derecho a la diversión, al disfrute, a desterrar la superioridad moral cuando hablamos de acordes y distorsión, a tener el derecho de sentirme sexy como el puto rock and roll. Como este disco de I Love Rich. Los de Chicago han aprendido de memoria las lecciones de Kiss, Mötley Crüe y Turbonegro, para marcarse un disco de guitarras ruidosas, estribillos enmarcables y melodías de las que se te quedan en la cabeza e invitar a cantar mientras derramas la enésima cerveza.

Actitud chulesca y canalla, proclamas que sacarian los colores a más de uno y enojarían a buena parte de la inquisición rockera a la que o bien el cumplir años les ha convertido en jueces inapelables y pelmazos o incluso a algunos de edad temprana que aspiran a ver el rock como alto estandarte de la literatura. Por suerte I Love Rich reivindican a Paul Stanley que se ve presente más de una vez en la forma vocal de encarar las canciones, algo que se hace evidente por ejemplo en “Rock and Roll sex culture” o “Paid in sex” junto a esos riffs a lo Ace Frehley o Mick Mars, otro tipo bastante infravalorado en mi humilde opinión. ¡Me gustan estos I Love Rich, me gusta su puto disco, me gustan sus canciones!. Es la música con la que he crecido y con la que seguramente siga hasta el día que mis huesos acaben en un horno mientras me dan el último adios. Hard Rock sin complejos y con todas las pretensiones del mundo, principalmente la de hacernos disfrutar. 

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