RILEY’S L.A. GUNS - The Dark Horse
Desgraciadamente, el pasado mes de octubre falleció Steve Riley. Este caballo oscuro es su testamento, su legado. Su último ticket a la inmortalidad, esa verdad incontestable cada vez que alguien escucha una de sus canciones. Junto a Kelly Nickels al bajo y Scott Griffin a la guitarra -otro que formó parte como bajista de un par de periodos de la vida musical de L.A. Guns- y la voz/guitarra de Kurt Frohlich (Faster Pussycat/Marky Ramone Band). Hace un par de días me encontraba con un video de una actuación en directo el pasado día 20 en Connecticut, concierto por lo visto que tenían contratado desde antes del fallecimiento de Riley, y que ha servido como homenaje de sus compañeros al batería. Supongo que seguirán adelante con otro nombre, o no, vete a saber, que de todo hemos visto en este mundo del rock and roll, a veces más de lo que nos gustaría imaginar.
"The dark Horse" es el disco póstumo -en principio- de esta escisión de una de las bandas claves para entender el sleaze rock. Nunca he sido muy partidario de las "bicéfalias", menos aún cuando en una de las partes militan miembros fundamentales de la historia de una banda, pero “Renegades” me convenció para conventirlo en la excepción que confirma la regla. En “The dark horse” se aglutina todo lo que -al menos yo- espero de un disco así, dosis musculosas de hard rock, puertas abiertas a las melodias, aires chulescos con sabor a Jack Daniel’s y Sunset Boulevard y la balada de rigor. Diez canciones a toda vela. Un disco que navega entre la euforia que producen unas canciones que rememoran tiempos que no se marchan por muy lejanas a ellos que anden las modas y esa sensación áspera de saber que no volverás a escuchar a Steve Riley aporrear los parches de su batería. El show debe continuar, pero afortunadamente, canciones como las de este disco permiten que no olvidemos a los nuestros.
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