MAGNUM - Here comes the rain
Han pasado demasiados años. Muchos discos editados por los británicos. Gran cantidad de ellos desordenados en las estanterías donde se acumulan junto a los de tantos otros. El vaivén de los tiempos hizo mella en el negocio musical, en los modos y maneras de entenderlo. Muchos tiraron la toalla, otros se salieron del camino y no fueron capaces de volver a encontrar la vía de entrada. Magnum han resistido los envites del tiempo hasta que el reloj de arena de Tony Clarkin ha llegado a su fin, a deslizar el último grano de arena como inexorable muestra de que nada dura para siempre. Falso, las canciones si que lo hacen y con ellas el alma de sus creadores, que cobran vida cada vez que por un altavoz vuelven a ser libres. Seguramente ese sea el paraíso con el que sueñan tantas y tantas religiones. Aquí viene la lluvia y lo hace en forma de capítulo final. No lo sabíamos cuando el disco salió a mediados de enero, pero era una triste sospecha cuando la gira de presentación se canceló debido al estado de salud del guitarrista. Clarkin y Catley, tanto monta, monta tanto. La personal voz de un vocalista a cuya garganta el tiempo no ha sido capaz de derrotar. La elegante forma de tocar de un guitarrista, cuya impronta vivirá impresa en cada acorde de sus canciones.
"Here comes the rain" no se separa de lo que Magnum nos ha ido ofreciendo durante todos estos años, sobre todo en los últimos tiempos. No me escondo cuando afirmo a boca llena que prefiero esos Magnum de corte rockero, o incluso los que bordaban el a.o.r. de estribillos poderosos. Aquí tenemos arrebatos de fuerza controlada, de esa manera que tan bien saben hacerlo y que deja claro que el que tuvo, retuvo, porque para eso lo han sabido hacer toda la vida. Magnum cada vez han ido dejando que los momentos sinfónicos sean más habituales, que los medios tiempos -para lucimiento de Bob Catley, que por otra parte, se luce le pongan lo que le pongan- nos sirva su intensidad en bandeja. Tonos épicos, desarrollos plenos de teatralidad, canciones con las que disfrutar sin pretender poner inconvenientes a unos músicos que siempre han dado lo mejor de sí. Levanto mi copa por ti, Tony. Te lloro mientras escucho tus canciones. Que venga la lluvia, ten por seguro que de mi lado no se las llevará.
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