JM Conejo - La eterna juventud
¿Ocurre lo mismo con las canciones?. ¿No terminan de cobrar vida si no son escuchadas por alguien, si no hay quien las incorpore a sus vivencias?. Lo desconozco, porque nunca he tenido la capacidad de componerlas, tan sólo de incorporarlas a mi camino errático por la vida. Llego a casa, oliendo a salitre y arena, dando importancia a pensamientos que recorren mi cabeza y que desconozco si llegarán a buen puerto. Recorro con mis dedos los discos, necesito esa cercanía de las canciones que de una manera u otra me cuentan historias con las que conecto sin nada a cambio, al menos eso parece cuando las cosas no se pueden tocar y si sentir. Me siento a escuchar historias desnudas que salen de una guitarra pero nacen mucho más adentro. Admiro a tipos como JM Conejo, que va retratando retazos de su vida a través de sus canciones. Cuando se aleja de la electricidad de Zoo!, se sume en la cercanía intimista de canciones que saben al frescor de la casapuerta, a la pena del cansancio, a la sonrisa de un guiño inesperado.
JM Conejo en solitario deja salir su necesidad de transmitir a través de sus canciones, se deja llevar por las corrientes del estrecho para convertirse en cantautor con sabor a costa, la naturalidad con que observa el vuelo de la gaviota quien vive cerca del mar. En su marchamo Atlántico se funde la calidez mediterránea, con la brisa de la música italiana besando la orilla donde arena y agua se convierten en canciones. JM Conejo nunca será un músico de masas, tampoco tengo claro que realmente lo desease, al menos con sus discos en solitario, lo suyo es más abrir la puerta a tantas cosas que contar, a tanta pasión sin filtrar que termina convertida en acordes, y que de una manera u otra, cuando escapa de su garganta se convierte sin duda en la eterna juventud.
Comentarios