James Murphy - Feeding the machine (1999)

Durante los últimos días de agosto y el incipiente septiembre que asoma cargado de la emotividad propia de quien acapara protagonismo creyéndose portador de cambios, he recuperado la buena costumbre de devorar novelas de terror hasta que los  menesteres en los que me hayo implicado desde el pasado octubre, centre mi actividad lectora en otras historias. También, como acto reflejo junto pero separado, y en una evoca cíclica de recuperar discos a los que el tiempo ha impuesto demasiada distancia desde la última escucha y el presente, no porque no los valorase en su justa manera en su día sino porque la balanza de la complacencia no los ha elevado al maremagnum de canciones habituales, algo por otro lado, cada vez más complicado cuando uno comienza a acumular cantidades ingentes de canciones escuchadas, ávido siempre de nuevos descubrimientos, celoso mantenedor a la vez de canciones convertidas en escalas vividas.

Mi apuesta de los últimos tiempos se está centrando en guitarristas, estirpe sagrada del heavy metal que idolatramos desde el comienzo de la era de los riffs subterráneos. Afortunadamente la lista donde elegir es inmensa, pero me apetecia volver a volar sobre las notas encadenadas de uno de esos músicos a los que su filiación a las posturas mas agresivas del metal, aparta de oídos ajenos al género demasiadas veces. Hablar de James Murphy es hacerlo mayormente de obras capitales como “Spiritual healing”, “Cause of death” o “Low”. Pero el disco que hoy hace retumbar los cristales de este decrépito motel de palabras heridas y opiniones fundadas más en las emociones que el raciocinio, es el segundo que editó en solitario el guitarrista. Alternando temas instrumentales con otros donde la voz cobra protagonismo, Murphy conforma como banda base, evidentemente Murphy demostrando su buen hacer a la guitarra, mostrando a las claras que es capaz de manejarse con soltura por terrenos no alineados de manera descarada donde alguno trate de encasillarlo por desconocimiento, junto a los teclados. Cerrando el line up titular, Deen Castronovo a la batería y ese bajista prodigioso llamado Steve DiGiorgio, ¡casi nada!. Dos músicos capaces de elevar aún más el nivel de las composiciones de Murphy, que se deslizan hacia territorios más progresivos que de costumbre aunque sin dejar de lado el poder y la fuerza bruta por naturaleza.

Curiosamente, en los temas cantados, Murphy dio libertad a los vocalistas invitados para escribir las letras y hacer suyas las melodías vocales, y así podemos disfrutar de Clark Brown (GZR), John West (Artension, Royal Hunt) y Chuck Billy, curiosamente el único que no aporta letras, aunque la canción donde aparece destila sonido Testament por los cuatro costados, siendo reconocible el vocalista desde el primer instante en que su garganta se coloca en primera fila y las colaboraciones puntuales del tristemente desaparecido  Trent Gardner (Magellan), Lonnie Park y Chris Long. También aparecen en el disco músicos de sobra reconocidos como el grandísimo Stuart Hamm que pone al servicio de Murphy su particular y reconocible forma de tocar en una versión de Dixie Dreggs -por cierto no es la única versión del disco, ya que Murphy encara fantásticamente "Race with the devil on spanish highway" de Al DiMeola-, Jeremy Colson, un tipo acostumbrado a tocar junto a fantásticos guitarristas como Steve Vai, Michael Schenker o Marty Friedman, Matt Guillory (Explorers Club, U.F.O.) o Vitalij Kupri (Artension, Ring Of Fire). ¡Un elenco de aupa!.

"Feeding the machine" se entronca fácilmente en el tipo de disco de guitarrista virtuoso del heavy metal pero a su vez es capaz de escapar de líneas que delimiten su propuesta, jugando con su experiencia en terrenos más agresivos, sin llegar a parámetros que lo puedan acercar al Death Metal o similares, pero sabiendo explotar en algunas canciones esa fuerza mientras en otras se acerca a lo que uno puede esperar de un disco en solitario de un guitarrista de estas características. Desde luego ha sido una agradable sorpresa volver a escuchar en bucle este disco, disfrutar de la guitarra de Murphy y de los músicos que le acompañan y que me ha llevado a que en este momento mientras termino de escribir sobre "Feeding the machine" esté sonando en mis altavoces el disco que lanzó en 1993 con "Disincarnate", que por cierto posee una colección de solos de alto voltaje.

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