Contemplo absorto como el cristal parece dejar la oscuridad de la tarde de invierno fuera. Se acortan las horas de luz mientras me recreo en la sensación de que el año también parece haber sufrido las acometidas firmes de los filos de la tijera, ayer era enero, pasado mañana habremos dejado atrás las campadas del viejo carrillón. Me aferró a la humeante taza de café, no solo para que el amargo líquido mantenga despierto mis sentidos, también para que el calor que desprende el material cerámico haga efecto en mis manos maltratadas por el "ganarás el pan con el sudor de tu frente", aunque no nos contasen que mientras nos hacíamos "merecedores" del cereal otros transformaban el líquido de nuestras glándulas sudoríparas en oro cual Rey Midas sin dolores de espalda. Termina de sonar A Circus, enésimo proyecto en el que podemos escuchar la voz de Ronnie Romero que por fortuna está viviendo su carpe diem particular y parece estar aprovechando el momento, algo de lo que este blog se alegra y mucho.
Por cierto, a la batería de A Circus otro viejo conocido, Shane Gaalaas, un tipo que ha marcado compás y acelerado tiempos para guitarristas como Yngwie J. Malmsteen o Michael Schenker entre otros, sin dudas, tipos con tanta personalidad -para lo bueno y para lo malo- como destreza en sus dedos a la hora de hacer sonar sus guitarras. A Chris Impelliteri no le une con Yngwie o Schenker el nexo de Gaalaas, pero si de Graham Bonnet, con quien el bueno de Impelliteri compartió correrías hace ya bastante tiempo en más de una ocasión, aunque últimamente une esfuerzos a Rob Rock, en cuyo curriculum puede presumir de nombres como Warrior, Joshua o Axel Rudy Pell, sin olvidar otra de mis bandas fetiches -sí, la lista es larga, afortunadamente- como fue M.A.R.S., acrónicmo de Macalpine, Aldridge, Rock y Sarzo, que dejaron un disco de heavy metal made in U.S.A. de clara orientación años ochenta -cuando fue grabado, obviamente- cuyas canciones suenan habitualmente bien en casa en su totalidad, o mezcladas en eternas listas que me acompañan en la carretera, desde que algún iluminado decidió que los automóviles no necesitaban reproductor de cd's. Impelliteri y Rock unieron fuerzas por primera vez en 1983 con Vice, y ya ha llovido desde entonces pues exceptolos discos grabados con Bonnet y “Pedal to the metal”, la simbiosis guitarrista/vocalista es constante y aquí están ambos, junto a esa bestia milimetrada llamada Paul Bostaph a la batería y James Pulli, otro músico cuyo destino lleva ya mucho unido a Impelliteri, completando la formación.
Para este “War machine” no dejan lugar a la duda, puro heavy metal, de ese que presume de guitarras y lineas vocales elevadas, además con la contundencia de Bostaph no dando lugar a la tregua ni al descaso innecesario.Chris Impelliteri es un guitarrista siempre fiable, capaz de sacar partido de su guitarra de manera sobresaliente, tanto de riffs como de los solos. El disco suena potente, compacto, como marcan los cánones. Seguramente a alguno que otro, este “War machine” de Impelliteri le resulta ya bastante trillado respecto a riesgo, pero a mi este tipo de heavy metal para mi es una descarga adrenalítica de esas que tu espina dorsal recibe como si metieras los dedos en un transformador. ¡Brutal!.
Con la noche ya extendiendo su reinado y preguntandome mientras tanto si es cierto que a su amparo, todos los gatos son pardos, debería tratar de bajar mi nivel de excitación, más aun acercándose el momento en que los sueños hacen acto de presencia aunque luego se difuminen de la memoria en el preciso instante que el día comienza de nuevo. Observo raudo un conjunto de melodías capaces de de amansar la fiera despertada por Impelliteri. ¡Qué demonios!. El camino a seguir hace ya demasiados años que lo vi claro y a quien importa ahora si juego con las cartas marcadas, porque el fuego se combate con fuego, y la creciente intensidad de “War machine” quizás me lleve a aullar a la luna desde la ventana hasta que los vecinos avisen a las fuerzas del orden o acierten con un certero lanzamiento que ponga en peligro mi integridad. Mientras tanto, voy a darles una nueva oportunidad de disfrutar de este disco, quieran o no.
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