Toparse de frente con la tormenta cuando en el fondo nunca se ha deseado navegar en un mar de calma, produce una extraña sensación de euforia mal contenida y nunca disimulada. menos aun si la circunstancia no lo exige. Tratar de definir sensaciones que afectan directamente a ese insondable misterio de las emociones, ultimo reducto de la individualidad en una sociedad en la que cualquier trazo de autoconfirmación personal, viene marcada por la trascendencia e influencia de los hechos sociales. Sergeant Thunderhoof derriban cualquier atisbo de resitencia por mi parte en el preciso instante que dejo mi mente navegar libre por su mundo de adoquines musicados y dibujados de historias artúricas, referencias folkloricas arraigadas en su procedencia más allá del Canal de La Mancha, como predictiva cicatriz que siempre de una manera u otra los ha separado espiritualmente de la vieja Europa y sus luces y sombras, sus progresos y las atrocidades realizadas en nombre de un avance implacable. “The Ghost of Badon Hill” es el nuevo disco de los de estos británicos que desempolvando un hecho histórico como es la batalla de Badon Hill, una de esas contiendas identitarias que enraizan sentimientos nacionalistas y que tantas veces andan rodeadas partes iguales de leyenda y realidad, cuando no es el caso que la primera absorve todo el protagonismo, y según en que manos caíga, adquiere ese mal uso que tantas veces damos a relatos históricos como justificación de nuestros actos.
Más allá de eso, este “The Ghost of Badon Hill” es una maravilla mayuscula, en la que las tropas britanoromanas y las anglosajonas se envuelven en los etereos efluvios electricos y distorsionados del doom, el rock progresivo, los riffs monoliticos, la épica intrínseca y el hard rock enfilado hacia los primigenios pasos de un heavy metal que se curtió a final de los setenta en las calles más urbanitasde la socialmente sitiada Inglaterra de Thatcher. Un apoteósico disco que cruza desde la primera a la última canción el mapa de las emociones alteradas por las atmósferas creadas. Canciones sobresalientes como es el caso de “The orb of Octavia” y “Salvations for the soul”, a la altura de reflejos imperecederos que perviven en la memoria frágil de una época en la que los discos surgen con una facilidad pasmosa y no siempre con la calidad recomendada. Desafiando constantemente el minutero, desde los cinco minutos y pico de la ya nombrada “Salvation for the soul” a los diez largos de “Beyond the hill” como final majestuoso. Sergeant Thunderhoof se alinean en esa instancia mágica que nos está dejando una serie de bandas hecúleas en talento provenientes del Reino Unido como son Phantom Spell o Wytch hazel.
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