Mientras me recupero de la gozosa “paliza” recobida por las canciones de Blind Horse, giro hacia la historia que se trae entre manos Tommy Henriksen, guitarrista habitual últimamente de Alice Cooper y de su “supergrupo” -el de Alice, Johnny Depp y Joe Perry- Hollywood Vampires, que decide rodearse de un puñado de colegas para sacar adelante sus canciones propias, y claro, cuando tienes a tu alcance la posibilidad de que gente como los tres nombrados arriba y otros como Nikki Sixx y Kane Roberts -otro ex de Alice Cooper, además guitarrista de dos de mis discos fetiches de Furnier, por eso de que la cabra tira al monte- y pones tus canciones en las manos de Mutt Lange -quien consigue que “The last night on earth” suene a aquellos Def Leppard a cuyo éxito comercial contribuyó- para que a tu pasión nada disimulada -ni la mía- por AC/DC, el resultado es un disco que no necesita sonar original sino electrificar tu espina dorsal, ¡y valgame San Bon Scott si lo hace!.
Ron Keel es otro de esos tipos que nunca ha tirado la toalla. Ya estaba a principio de los 80 pero el éxito masivo nunca echó raíces en su rincón. Aún así, Ron siempre ha estado con su propia banda, su carrera en solitario o en alguna otra historia en la que ha participado , haciendo siempre canciones, que según bajo que nombre salían, han abarcado desde el country rock al hard de espíritu más clásico o haciendo versiones de Black Sabbath con Emerald Sabbath. Quizás porque a fin de cuentas, una manera u otra de hacer sonar sus canciones, a fin de cuenta conducen hacia él, este “Keelworld”, haciendo honor a su nombre, recoge con nuevas composiciones su querencia por el hard rock en sus distintas concepciones al rock de corte country, o viceversa, bajo su propio epígrafe. Este “Keelworld” tiene aromas a Thin Lizzy en “Hard on the outside”, a rock americano en “Hollywood”, al heavyrock de Steeler en “Give me guitars (or give me death), “Weekend with my friends” a Van Halen, “Taking me back” a un Springsteen ultra rockero o el medio tiempo a lo Jon Bon Jovi de hechuras country de ‘Faster Horses”, amén de una potentísima versión de “Children of the grave”. No pienses que este disco es un batiburrillo sin norte ni sur, ni mucho menos, porque Ron Keel es el nexo común y muy presente. Un disco para disfrutar de uno de esos tipos tan necesarios en este negocio.
Para terminar, el enésimo proyecto de uno de los vocalistas actuales de hard rock más en forma de UK, Lee Small, con un currículum que no voy ahora a desgranar porque podría hacer interminable esta reseña “express”. En Kings Crown, une su espada a la del guitarrista Martin Kronlund, otro músico cuya lista de bandas es significativamente larga para marcarse ambos un disco mayúsculo de hard rock que abarca desde los coqueteos blues de los 70 hasta los efluvios más contundentes de los ochenta, construyendo con destreza y naturalidad una capacde melodías supremas acompañadas de unas guitarras constantes y omnipresentes. Kings Crown rockean con gusto y elegancia, por momentos por tu mente vuelan Whitesnake, Rainbow -los de Ronnie y los de JL/Bonnet-, UFO, Talisman… no sé, una cantidad de grupos y discos que han escrito con letras de oro la historia del hard rock con un Lee Small que brilla de manera excelente, demostrando estar a una altura con la que muchos sueñen. Por cierto, desconozco si por mediación de Glenn Hughes, aunque probable debido a la amistad que le une con Small, el batería de este “Closer to the truth” es Pontus Engborg. Cuatro discos de personalidades propias y maneras particulares de rockear duro.
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