POR AMOR A LA MÚSICA - SAXON "CRUSADER"

Hoy es uno de esos días en los que me apetece mirar atrás,  aunque la canción de cualquier tiempo pasado fue mejor nunca me gustó en exceso, yo soy más de pensar en que tal vez, lo mejor, aún está por llegar. Pero claro, si de todo se aprende, de lo vivido más que de cualquier otra cosa, ese pozo ciego donde vas acumulando recuerdos. Mis inicios en el mundo de heavy metal, no fueron muy diferentes a lo de la mayoría de la gente. En mi caso, no había un hermano mayor cuyos discos tronasen en la casa. Yo era un chaval tímido, y lo sigo siendo, aunque los bandazos de la vida y mi trabajo de cara al público, me han ido enseñando a ganar el pulso a la timidez en las distancias cortas. Andaba yo en séptimo de E.G.B, y en clase ya había un par de chavales que llevaban parches de Iron Maiden o Accept, y hablaban de discos. Yo escuchaba y observaba. Muchas veces, con un compañero de clase, al salir del colegio, aquellos tiempos en los que te sentabas frente al profesor, tanto de mañana como de tarde, íbamos a su casa.

Su hermano siempre tenía algún disco puesto, Scorpios, Barón Rojo... y la verdad, es que me quedaba absorto escuchando aquellos sonidos, aunque fuese desde la distancia, desde el anonimato de quien comienza a percibir lo que le va gustando y lo que no. Convencí a mis padres, para que me comprasen mi primer vinilo, "Unleashed in the east" de Judas Priest, y a mi abuelo, que hizo lo propio con una cassette de Saxon, titulada "Strong arm of metal", mi primer encuentro con la N.W.O.B.H.M., sin apenas saber que era eso. Si Judas Priest, me parecieron majestuosos y caí rendido ante la voz de Halford, Saxon tenían un aire épico, y a la vez, como decirlo, más callejero, que me conquistó a la primera escucha, de un puñado de canciones, que rápidamente se convirtieron en himnos que me aprendí de memoria. Por cierto, ese recopilatorio, fue la gota que colmo el vaso, en la relación de la banda con Carrere, largándose los de Byfford con viento fresco.

Estamos hablando del año 84, hace ya bastantes lunas. A estos dos discos, vinieron una cascada tras otra de canciones, bien ahorrando pasta para comprar, o con cintas grabadas que te iban pasando. En aquellos días, en los que, -al menos en mi caso-, una portada, podía decidir que mi elección a la hora de comprar un disco, fuese una u otra, toparme, en plena efervescencia por descubrir discos y bandas, con "Crusader", fue algo que no se puede explicar, como me pasaría, y me sigue pasando, con muchas obras de arte que dotan de personalidad las portadas de los discos. Recuerdo que me lo compré en cinta, porque no lo encontré en ese momento en vinilo,y bueno, tampoco me importó en su momento, pues iba a todos lados con el walkman a cuestas. Recuerdo pasar horas diseccionando cada rincón de la portada, mientras sonaban las canciones, buscando descubrir cada detalle. Cuando al fin conseguí tenerlo en vinilo, me volví loco, y eso que no es aquella edición cuya portada gatefold puedes abrir y contemplar en toda su esencia.

Pero el paso de dejarme la vista en aquella cinta a la grandiosidad del vinilo, es algo que hay que vivir. Algo parecido me pasó en su día con la portada del "Somewhere in time" de Iron Maiden, que también compré la primera vez en cassette, y que pensaba que me sabia de memoria, hasta que pude volver a disfrutarla en vinilo. Desde luego, teniendo en cuenta, que hasta entonces, Saxon no habían destacado por sus portadas, para "Crusader", Paul Raymond Gregory, se lució. Por eso, cuando Vinny. desde su blog, Vinny, Vidi, Vinci, propuso que para esta ronda de P.A.A.L.M., nuestras portadas, fuesen propulsadas por el vigor de los caballos, tuve claro que mi apuesta se centraría en Saxon.

Son muchos los que afirman que este fue el último gran disco de la banda en los 80. Yo no estoy de acuerdo, "Innocence is no excuse" me parece muy buen disco, lo suficiente para entrar en la terna de los grandes discos de Saxon. Además, aquel concierto grabado en vídeo en el Pabellón del Madrid, que me compré en cuanto salió en VHS, es junto al "Live after death", el concierto en vídeo que más veces he visto en toda mi vida. Corría el 84, cuando Byfford, Oliver, Quinn, Glockler y Dawson, lanzaban 10 himnos del mejor heavy metal, para deleite de los fans de la banda, y de todos los que disfrutábamos de aquella vorágine que comenzaba a cimentarse como la banda sonora de toda una década, en sus distintas variantes. Después de "The crusader prelude", llegan los seis minutos y pico llenos de sonidos épicos que representan el tema título, con unas guitarras simplementes maravillosas, y un Byff en estado de gracia.

Ese lado salvaje y callejero que comentaba más arriba se ve representado en "A little bit of what you fancy", con ese toque canalla que le da Byff y esas guitarras super cañeras. "Sailing to America" es más hard rockera, gracias a ese estribillo. Los británicos cuelan un cover en el disco, una potente "Set me free", donde de nuevo el guitarreo brilla a gran altura. La majestuosidad del riff de "Just let me rock" y su estrofa melódica, da paso a "Bad boys (Likes to rock n roll)", movida, con mucha marcha y directa. La balada del disco llega de la mano de "Do it all for you", donde Byff le imprime muchísima fuerza con su forma de cantar, y esos coros le añaden un punto extra.

Venga, que esto es hard n heavy del bueno, dejemonos de baladas, que también tiene su sitio, y vayamos con "Rock city", directa como un puñetazo en la cara, y de nuevo con un estribillo buenísimo. Cierran con la impresionante "Run for your lives", constancia sin parangón de lo super clase que eran estos tipos en esos días. 30 años nos contemplan a través de la portada y las canciones de "Crusader". Byff tiene cuerda para rato, yo también, y espero que vosotros. Pasaran los tiempos, cambiaran las modas, las formas de hacer o entender las cosas, pero las buenas canciones, siempre estarán a nuestro lado.