HASTA SIEMPRE LEMMY, GRACIAS POR EL ROCK AND ROLL
¡Joder!, vaya mierda, abrir los ojos y enterarte de que un Rickenbacker llora desconsolado agarrado a una botella de Jack Daniels. ¿Quien cojones va a salvar ahora al puto rock and roll?. Que si, que de una manera u otra, todo apuntaba a que más pronto que lejos, Lemmy, nuestro Lemmy, se iría a cantar su blues de la casa de putas, allá donde les estuviesen esperando Wurzel y Philthy, pero no por eso, deja que pillarte por sorpresa. Toda una vida de rock and roll, con lo que ello conlleva, viviendo al límite, al máximo, como pura expresión de aquello que ha representado para muchos de nosotros. Lemmy y con él, Motorhead, es más que música, es mucho más que canciones, que discos, es la esencia de lo que todos y cada uno, hemos soñado alguna vez con vivir.
Gracias, por las canciones, porque de tu mano viví un Hammersmith que jamás pise, porque con tu música aprendí, que el sudor, sangre y lágrimas van de la mano de la distorsión. Gracias jefe, porque son muchos años apoyado en tus canciones, aprendiendo lecciones del día a día, a base de sentir dentro del pecho, el corazón latir al ritmo de tu bajo. Por suerte, gente como Lemmy, son eternos, porque si su cuerpo ya no estará entre nosotros, si ya no volveremos a disfrutar como posesos, cuando su cuello se levantaba para pegarse al micro, como si solo fuesen uno, cada vez que uno de sus discos, vuelva a sonar, en cualquier lugar, en cualquier sitio, seguirá siendo otro día pefecto. Que la tierra te sea leve Lemmy, los que van a seguir viviendo el rock and roll te saludamos y que sepas, que siempre seremos the road crew.
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