DANGEREENS - Tough luck

Imagino que algo inherente a nuestra personalidad, es aquello buscar inconvenientes y pegas a lo que tenemos para luego, una vez que se ha acabado, añorarlo y colocarlo en un pedestal. Venga, no me voy a aventurar a afirmar que tú lo haces, pero está claro que no seré yo quien tire la primera piedra, que si de algo puedo presumir es de debilidades y defectos, compilados de manera quincenal sin necesidad de bajar al Kiosko de la esquina por ellos, cual coleccionable de todo a cien. Aún así, como animales de costumbres que les gusta criticar, al final ahí estamos los primeros de la fila cuando llega el momento. ¡Faltaría más!. Observo con un poco de envidia sana lo del otro día con Love of Lesbian, y comento lo de la envidia, por no haber podido estar y porque no hubiesen sido por ejemplo Sex Museum. Sin entrar en consideraciones sobre LOL, reconociendo que no me dicen nada, y que la única vez que los vi en directo, tocando antes de Iggy Pop, no aguanté más de un par de canciones, eso es una opinión personal que reafirma mi cada vez más asentada certeza, de que califico y clasifico la música en aquella que me gusta o no, lo que da paso a un enorme saco donde el criterio se esconde abrumado ante la mayoría aplastante de las sensaciones. Pero como decía, o intentaba, ese concierto es un paso adelante, un rayo de esperanza para tal vez, volver a asentarnos y que la música vuelva a ser una celebración de vida. Y eso que desde ya antes de la pandemia, me costaba meterme con cinco mil personas en un concierto, ya buscaba el calor y la cercanía de la barra de bar de los espacios reducidos de las salas, con lo que quizá ahora no lo haría pero si lo percibo como el camino a una vuelta al sendero del que nunca quisimos salir.

Y hablando de clubs, salas y garitos donde el escenario tiene la altura de tu rodillas y el calor se hace compañero inconfundible e inseparable de los vatios, soy capaz de imaginarme saltando y brindando mientras suena la música de los canadienses Dangereens. "Tough luck" es puro Rock and Roll, entendido como la máxima expresión de la palabra. Ese tipo de ritmos donde al final, por mucho que me guste - y disfrute - experimentando, adentrándome en terrenos más diferenciados, arriesgados, termino regresando siempre a esas melodías reconocibles con las que me siento como en casa. Dangereens saben lo que hacen, como hacerlo, de que manera ponerlo en bandeja para que disfrutes de sus canciones a volumen recomendable. "Streets of doom"es una locomotora que avanza implacable con ese saxo como señal de aviso y su ritmo clásico o esa melodía vocal que evoca a los grandes del rock americano. "Thieves" presume de teclados y un marcado sonido de guitarras, de esas canciones que terminas cantando a pleno pulmón en directo - algún día -. "Hearse driving blonde" retrocede en el tiempo para sentar sus bases dentro de los márgenes más clásicos del Rock and Roll.

"Microwave boogie" a pesar de su título nos presenta a unos Dangereens más reposados algo que continua con "Twelve belove zero", donde la voz adopta el protagonismo para compartirlo con las teclas en un estribillo lleno de feeling. En "Long vive" nos encontramos con unas guitarras deudoras del sonido Thin Lizzy que demuestra el amplio abanico de influencias que manejan estos canadienses. "Worried mind" es puro Rock and Roll acelerado y vitaminado, pensando para sonar como una bomba en directo. "Cutpurse blues" puede recordar a Tom Petty, mientras que en "1003" las guitarras vuelven a colocarse en primera línea invitándote a no parar de bailar. "Booboo"te atrapa con esos aires storyteller de humo, nicotina y copa en mano. "Nomadic step" engrandece el disco con sus vientos soul y su rollo British rock. Cierra el disco el R&B de  "(Bye Bye) Little uptown girl", palmas y brindis, risas al viento. Un muy buen disco para disfrutar a todo volumen y gritar bien fuerte, ¡nos podréis quitar lo que podáis pero no el puto Rock and Roll!


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