ROBERT JON & THE WRECK - Shine a light on me brother
"Shine a light on me brother" claman los altavoces del coche, muéstrame una luz hermano, una que me lleve directo a ese lugar que tal vez no llame hogar pero me hace sentir bien, y me la manda en forma de guitarras poderosas y rudos recuerdos sureños. Me he prometido a mismo no volver la vista atrás, y esos coros acompañados por un fantástico piano que resuenan en "Everyday" devuelven mis pensamientos a donde quizás deberían de estar, o al lugar donde quisieran hacerlo. Alguien hace autostop en el arcén. Miro de reojo su rostro contrariado al pasar de largo. Lo siento amigo, en esta road trip no hay sitio para dos. Su rostro me parece conocido, me recuerda a Springsteen o quizás es el influjo de "Ain't no young love song". ¿Cuántas millas me separarán de "Chicago"?. Me siento incapaz de calcularlo y arrojo hacia atrás el móvil, pero el motor ronronea con esa respiración de efluvios soul. Reduzco la velocidad a la vez que ciertos recuerdos se agolpan en mi mente, bajo de marcha como en un certero medio tiempo que suena intenso, emotivo, sincero. Suspiro "Hurricane".
He perdido la noción del tiempo pero el calor me hace bajar las ventanillas aunque el polvo entre por ellas empujado por la mano invisible del viento. Tal vez no debí desviarme en aquel camino polvoriento o tal vez si, para así disfrutar de su "Desert Sun" que quema como una slide deslizándose por el cuello de esa guitarra que se funde con la melodía de voz. Una bandada de pájaros se cruza veloz frente a la luna del automóvil y parecen gritar "Movin'" con hechuras setenteras y sonidos grandilocuentes de esos que invitan a brindar copa en alto. Virar sin sentido, acelerar por placer, volar libre te permite recordar nombres, leerlos en el viento, susurrarlos sin miedos ni rencor, cada uno los suyos, como una balada en la que RJ invoca a "Anna Maria" con ritmo sosegado y tiempo calculado. Sin perder de vista el final que no por deseado deja de ser inevitable, mecido en las melodías agarradas por emociones que se funden en hímnicos solos de guitarras como el de "Brother". El cuenta kilómetros da buena cuenta creciendo inversamente proporcional al nivel del diesel. Al fin me fijo en las señales y veo las que anuncian el final, que después de una escapada en busca de oxígeno me sabe a bar de carretera, a piano, ritmo de puro rock and roll, a New Orleans y sus calles, a golpes de tambor con nombre de "Radio".
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