viernes, 17 de enero de 2025

Magnum “Live at KK’s Steel Mill” (2025)


Servidor, quien escribe este blog, se declara fan confeso y absoluto de los británicos Magnum, desde que a final de los 80, guiado por una portada maravillosa, comprase en vinilo “Mirador” (1987), amor a primera escucha por una banda capaz de definir por sí misma la elegancia musical en cada una de sus canciones. Desde entonces, Magnum siempre estuvieron ahí, unas veces me rendí sin condiciones ante sus propuestas, otras mantuve algunas reservas, pero se erigieron en parte de la banda sonora de un camino recorrido que cada vez se va haciendo más largo. Desgraciadamente, hace prácticamente un año -el 7 de enero- fallecía Tony Clarkin, sin el estreñimiento colectivo de las plañideras oficiales del rock and roll pero con gran pesar para sus admiradores, entre los que me incluyo. Tan sólo un par de meses mas tarde, Magnum anunciaba que su camino como banda llegaba a su fin, no querían continuar sin el guitarrista, estandarte junto a Bob Catley de Magnum, decisión que les loa, o al menos así lo veo y “Here comes the rain” se convertía en su último legado.


La colección de discos  en directo de Magnum es abultada, pero este “Live at KK’s Steel Mill”, grabado durante la gira de “The Monster roars” (2022), gira en la que Magnum celebraban su medio siglo de canciones. Cada enero desde hace mucho nos traía un disco de los de Birmingham, y esta vez, quizás sea la última vez que el nuevo año llegue de su mano. Escuchar a Magnum en directo es siempre un placer supremo. Maldigo no haber tenido la oprtunidad de verles in situ, me consuelo en la buena cantidad de discos suyos en directo que moran en mis estanterías. Bob Catley sigue siendo uno de los mejores vocalistas que ha parido el hard británico, y mira que puede presumir de que han sido muchos los merecedores. Ese maridaje perfecto entre hard rock melódico y rock sinfónico, tan característico de Magnum se engrandece en directo por la interpretación de unos músicos excepcionales, mientras me puede la emoción, -imposible no estremecerme mientras suena “Les Morts Dansant”- al escuchar viejos clásicos, temas más actuales, pero sobre todo esa guitarra de Clarkin  siempre al servicio de las canciones. Afortunadamente la inmortalidad de la música hace que siempre permanezca a nuestro lado, pero no dudo ni un instante que voy a echar de menos a Clarkin y Magnum. El último baile de una banda inolvidable.

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