El espíritu de la garganta de David Coverdale se hace presente con asiduidad en la garganta de Readman que usa esas inflexiones tan características de la leyenda britanica, pero es que además las rítmicas de “Let it rock” se parecen sospechosamente demasiado a “Bad Boys” de Whitesnake que tronaba en su “1987” a lo que sumar el puente vocal al estribillo donde de nuevo se me aparece Coverdale entre las zarzas. “On the edge” suena más setentera, con ese tono épico a lo “Kashmir” de Led Zeppelin pero aumentada conscientemente de potencia. En todo momento la guitarra de Beyrodt ruge en las canciones del disco, que nadie dude ni un solo instante que el guitarrista tiene claro que la orientación de las composiciones gozan de ese tono de hard rock potente y melódico que no empeña en ningún momento la fuerza, canciones como “Strangers in the night” o “The sound of eagles” dan fe de ello.
Además nos encontramos con dos composiciones en el disco de Tony Carey, grabadas a principios de los 90 por Alex y Matt Sinner en el estudio del teclista para el disco “Respect” (1993) de Sinner y que se incluyeron para la edición japonesa. Ahora el guitarrista las recupera para este disco, como muestra de su respeto y devoción por Rainbow. “Billy’s song” y “All for one” son las dos canciones en cuestión. Si ya he destacado a Beyrodt, sería injusto no hablar de David Readman, capaz de capear con lo que le echen y salir victorioso en todo momento, mostrando el fabuloso vocalista de Pink Cream’69 el poderío y nivel que atesora. “Hail to the king” no será un desecho de originalidad pero si es un disco para disfrutar a un volumen considerable si eres fan de Whitesnake, Rainbow o Led Zeppelin.
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