martes, 1 de julio de 2025

Alliance - Before our eyes (2025)

En la época de la individualidad que muchos pretenden hace pasar por libertad, adaptando el significado del término a la concepción que mejor convenga a sus intenciones, sigo convencido que es la unión la que consigue hacer infranqueable la aniquilación de nuestros derechos, de una conciencia que no debemos perder por mucho que nos quieran convencer que pasó hace mucho a mejor vida. Aunque no dudéis que alianza también se manipula como definición para que los vientos sean favorables donde siempre. La mayor virtud de una alianza es que sea firme, duradera y beneficie a las partes, a no ser que sea la Alianza Atlántica, que entonces beneficia principalmente a uno. Pero volviendo al inicio, y si deseamos tirar de tópicos, presumiendo que la unión hace la fuerza, el redito mutuo de las partes contribuye a su afianzamiento. Desde 1991 llevan reuniéndose cuando la ocasión es propicia Gary Pihl (Boston, Sammy Hagar), Robert Berry (GTR, 3) y David Lauser (Sammy Hagar) para grabar canciones en beneficio propio y sobre todo ajeno, puesto que a fin de cuentas, somos nosotros quienes disfrutamos el trabajo final de estos excelentes músicos paladeando el sonido de sus hasta ahora cinco discos, que con este “Before our eyes” ya son seis.

Alliance nunca han sido amigos de estridencias o ritmos pesados, ni mucho menos, y por supuesto no van a cambiar ahora. Lo suyo es el perfecto maridaje de la justa potencia  contenida  y la dosificación masiva de melodías para nada empalagosas. “Before our eyes” es un ejercicio extremo de elegancia, que se personifica en canciones como “Too many people” donde voz, teclados, guitarras construyen una perfecta sintonía a.o.r. que deja en el paladar ese regusto de los placeres selectos al igual que esa oda al rock americano de F.M. y carretera llamado “Nothing will you make you change” cuya base rítmica te abraza de manera asombrosa. 

Sacan las guitarras músculo que emiten reflejos sureños en “Face of justice” mientras que “Joan of Arc” nos muestra el lado más íntimo y personal, poniéndose al servicio de un Robert Berry que la borda. “Can’t stop messin” se mueve poderosa mostrando hechuras de hard rock guitarrero, ¿a lo Sammy Hagar quizás?. Seguimos con el hard rock, de influencias stonianas -escucha ese riff- en este caso que asoman la patita en “Right” antes de que las acústicas campestres de ”100 sad goodbyes” casen perfectamente con los aires progresivos que adquiere la canción. Cierran el disco “Tonight” y “A bone to chew” con su ritmo que te invita a menear tus pies mientras esa guitarra adorna a base de riff. Un muy buen disco sin duda, se prodigan poco, ¡pero ay amigo cuando lo hacen!.

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