On Fire - Bite the blade (2025)
Ocupar un buen rato de mi tiempo en buscar en Bandcamp es algo que disfruto muchísimo, una puerta a seguir descubriendo bandas y discos que en primera instancia no siempre tienen tanta difusión. Reconozco que en cuanto me topé con la portada de este “Bite the blade” le di a guardar sin dudar ni un solo segundo y sin preguntarme si sería un buen o mal disco, es más, apuesto a que si hace unas décadas, cuando lo de poder escuchar un disco en el preciso instante que conoces de su existencia, parecía fruto de cualquier película de ciencia ficción que presentaban el siglo XXI de manera que ahora podemos decir rotundamente aquello de: “cualquier parecido con la realidad…”, me lo hubiese agenciado. Una vez buscada información, me encuentro que detrás de On Fire está Jo Steel de los canadienses Ice War. “Bite the blade” es un disco que reivindica a los Helloween pre Keepers o a los Blind Guardian de sus dos primeros discos, speed metal aceleradisimo, con una vocalista, Cara McCutchen que se deja la garganta de manera fabulosa para retrotraernos a la Alemania de los 80 como principal deja vu e incluso si excavamos un poco más en el amplio mundo de la arqueología metálica, no solo de las enseñanzas centroeuropeas presumen On Fire, también de los modelos mas speedicos del metal de América del Norte y del metal tradicional como queda presente en “Cry of the wolf”.
Una concienzuda segunda escucha me llevó a reconocer mis errores y arrojar a la basura una primera impresión no demasiado grata. Una tercera, intensa, disfrutando me ha convencido de que “The ascendance” es un gran disco aunque a veces algunos instantes me resulten algo mecánicos. Art Nation han torcido en su dirección hacia volubles terrenos de un metal melódico de corte moderno por un lado mientras que por otro, me traen a la cabeza los momentos más melódicos y excelsos de unos Sonata Ártica en su faceta menos power metal que desarrollaban con maestría en su maravilloso primer disco. Art Nation, sin perder de vista su pasado reciente, han apostado por acelerar su sonido, por endurecer su propuesta y acercar los límites del hard rock y el heavy metal menos contundente.
Canciones brillantes como la inicial “Set me free”, un cañonazo de velocidad controladamente endiablada o “Halo”, donde disfrutan de unas líneas vocales que engrandecen la canción. Tenemos tiempo para disfrutar de un intenso medio tiempo como”Julia” que recoge momentos maravillosos, la potencia de la speedica “The last of us” que nos sumerge en las flexiones más inspiradas del metal europeo y la grandilocuente “Lightbringer” donde de nuevo la bien dotada garganta de Alexander Strandell. No hay sitio en “The ascendance” para el a.o.r. al menos de la manera más tradicional que nos ha acostumbrado en los últimos tiempos la escudería italiana Frontiers pero sí del modo progresivo y épico que predicaban los Ten de Gary Hughes como queda palpable en la impresionante “Unstoppable”. Un disco que al menos a mí me ha exigido más de una escucha pero que os aseguro que el empeño ha merecido la pena.
Lo de hablar de una banda que venga de Suecia con un buen disco bajo el brazo se ha convertido desde hace mucho en norma. Esta vez es el turno de Tush. Lo suyo es hard rock guitarrero influenciado por el sonido de final de los 70. La portada refleja a la perfección lo que vas a encontrar en su interior, riffs de guitarras y melodías pegadizas con olor a asfalto quemado. Desde Lynyrd Skynyrd a Bad Company con todo aquello que casa a la perfección en medio de ambas bandas que han influenciado a tantos y tantos grupos desde hace unas cuantas décadas ya. Tush, afincados en Halmsted, Suecia van directos al grano desde la primera canción que abre el disco al que también da nombre y casa con la portada, rock energético de carretera.
“Ride to the Rythm” tiene un cierto deje a los Stones. Endurecen las guitarras en “Living easy” adornándolo con un efectivo juego coral y un estribillo que me recuerda horrores a Foghat. Si hasta el momento las influencias se dejaban ver al norte de Estados Unidos, cambian de hacia el british hard rock en “Keep on dancing” y su poderoso estribillo. El blues rock se posa poderoso en “Glamorous girl” con ese tan característico riff repetitivo. “Dreamers” posee elementos sureños que se fusionan con el hard rock de finales de los 70, principio de los 80 de grupos como Starz o Moxy aunque sin ese aliciente comercial que poseían estos.
“Crank it up” sin embargo me retrotrae en sus melodías vocales a los escoceses Gun mientras su solo de guitarra tira hacia terrenos más próximos al blues. Puro rock and roll acelerado y vitaminado nos estalla en el rostro cuando suena “Bank on the road” mientras que el hard rock salta de nuevo a la palestra con la que es quizás la canción más inspirada del disco, “Sweet temptation”. Cierran con “Trouble”, riff poderoso a lo U.F.O. y de nuevo la voz de Daniel Lantz durante la estrofa me lleva a establecer conexiones con Mark Rankin e incluso el riff toma algo prestado a Paul Kossoff. “Thunder road” es uno de esos discos que devorando kilómetros sin fin te hace el viaje mucho más llevadero.
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