La evolución constante de Fallujah desde aquel inicial deathcore con el que se presentaban en sociedad, hasta su afianzamiento -momentáneo- dentro del death técnico sin obviar reflejos de su camino avanzando a través del tiempo, construyendo su propio universo que en “Xenotaph” se refuerza con la inclusión de voces limpias que conviven con distintos rangos guturales así como el fundamento de un trabajo centrado en las guitarras como espina dorsal. Los cambios de formación a través del tiempo ha desembocado en que actualmente Fallujah esté formado por Scott Carstairs a la guitarra y como único miembro desde el inicio, raíz desdecla que crece la banda a través del tiempo, acompañado por Sam Mooradian en la otra guitarra, Evan Brewer al bajo, la incorporación de Kevin Alexandre a la batería, y tal vez uno de los grandes protagonistas de este “Xenotaph”, las voces a cargo de Kyle Schaefer que dibuja con sus puentes melódicos hacia terrenos agresivos los momentos más etéreos que construyen Fallujah.
Los contínuos contrastes que ofrece la inicial “In stars we drown” donde conviven líneas limpias de voz junto a otras que representan un ataque visceral, momentos que crean atmósferas entre transiciones a fantasticos derroches violentos de forma perfectamente ejecutada e ideada. “Kaleidoscopic waves” arranca de manera furibunda, con una batería milimétrica y unas guitarras con un riff brutal para ir intercalando partes melódicas en pequeñas dosis que consiguen encajar de forma natural como si dos mundos conviviesen en sí desde el inicio de los tiempos. “Labyrinth of stone” se nos introduce con un sonido de teclado que comienza construir esa sensación cósmica que rodea al disco hasta que abruptamente la violencia sonora entra en juego borrando cualquier atisbo momentáneo de luz que regresa reproduciendo esa dicotomía que tan bien manejan como concepto Fallujah, con esas partes limpias que no dejan de ser a su vez parte también de las agresivas, como elementos sustanciales de un todo.
“The crystalline veil” supura una densa atmósfera creada a partir de sintetizadores que compiten con el golpeo repetitivo de la batería y unas guitarras que destilan claridad bajo el empuje gutural de la voz de Schaefer que empuja como un tornado de oscuridad en el espacio abierto hasta convertirse en fondo y forma de los dibujos que crean las guitarras. Cabe destacar, no solo ya en esta canción sino a través de todo el disco, esos solos de guitarra que brillan descomunales poseidos por los elementos más progresivos que fluyen en el sonido de Fallujah. “Step through the portal and breath” concentra en sí misma esa experiencia cósmica que pretende explorar “Xenotaph” basandose en las sensaciones que se perciben a través de la atmósfera creada a través de las distintas capas que la conforman. “A parasitic dream” comienza de forma obsesiva, con parajes que incluso pueden acercarse por momentos a parámos del post rock hasta que el golpeo rítmico te introduce en los parajes afilados del death metal para retomar a ese metal progresivo atmosférico sustentado por una base de fuerza controlada.
“The obsidian architect” y sus guitarras limpias que nos trasportan movidas por el te lado a esquinas donde se atrincheran las posiciones más progresivas antes de ser asaltadas por el vigor tortuoso del death metal de baterías fijadas y marcadas como segmentos de latigazos que golpean rítmicamente y una nueva demostración vocal capaz de variar registros sin perder la necesaria “uniformidad”, sólo es necesario rendirse ante la evidencia del minuto final de la canción. “Xenotaph”, la canción, cierra “Xenotaph”, el disco, durante siete minutos y medio, asalto final en estado de gracia, de gloria, con unas guitarras que predican melodías en contraposición de la martilleante batería para conducirnos inexorable hacia un evocador final de belleza vocal. “Xenotaph” es un disco supremo, de death metal técnico, progresivo o como mejor os venga denominar, pero de lo que no queda duda es de que es una construcción majestuosa.

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