ERIC SARDINAS & BIG MOTOR SALA SUPERSONIC 22-11-2010

Ayer mientras comia no preste demasiada atencion al telediario, asi que cuando salio el tipo del tiempo, no escuche que un huracan sacudiria Cadiz esa misma noche, porque eso fue lo que vivimos en la Sala Supersonic, con la visita del guitarrista Eric Sardinas y sus perfectamente engrasados Big Motor.

Ayer era un dia importante para calibrar el estado de salud del rockerio local. Nos visitaba uno de los guitarristas mas en formas del panorama blues rock actual, y confieso, que sentia curiosidad por ver la respuesta de la gente, si se cumplirian las expectativas y el esfuerzo que la gente de Retorno a la escena del crimen estan haciendo, se veria recompensado, demostrando que al sur del sur hay hambre de rock and roll.

El concierto estaba programado para las 22h, y una al principio no parecia haber demasiado ambiente, la gente fue llegando poco a poco, y casi sin darme cuenta, la sala registraba se habia llenado, mas de 100 personas dispuestas a disfrutar de una noche magica.

Calentaron el ambiente Bourbon. Los de Sanlucar son una banda a seguir, con su rock clasico pletorico de energia. Alternaron un repertorio de temas propios y versiones como Emerald, Cowboy song o Whipping Post, dejandole a Sardinas a la gente en bandeja y con ganas del plato principal.

Pasadas las 23h, saltaba a escena Eric Sardinas, junto a los Big Motor, o lo que es lo mismo, Berney Pershey a la bateria y Levell Price al bajo, dando comienzo al espectaculo. Eric no para un segundo, salta, baila, se estremece, canta con y sin microfono e interactua con las primeras filas, sin dejar de deslumbrar con el sonido que sale de su guitarra.



Sin darte tiempo a coger aire, comienza el bombardeo de blues rock, crudo, rapido y adrenalitico. Solo tres tipos, pero hacen ruido como si fueran una orquesta, Berney es increible tras los parches, pega con una fuerza tremenda, y consigue que mas de una vez apartes los ojos de Sardinas, para seguir su pegada. Price no se queda atras, consciente de quien es el protagonista, se muestra simpatico y abierto a la par que 100% efectivo.

Van cayendo temas de todos los discos de Sardinas, pero lo de menos el lo que toca, lo importante es como lo toca, con su sombrero tapandole los ojos, y su slide omnipresente en su dedo, el sudor corriendo como grifo abierto y encendiendo un cigarro tras otro, derrocha energia que transmite a la gente, que a cada momento se siente mas impregnada del ritual que tenemos la suerte de disfrutar esa noche.

Eric nos pregunta una y otra vez si nos sentimos bien, que cojones, pues claro que nos sentimos bien, esta es una noche de voodoo en la que todos estamos invitados al sacrificio, y si alguien no se siente bien con lo que esta viviendo, viendo y escuchando, no hay duda que tendria que mirarselo.

Sardinas es un guitarrista excesivo, y lo sabe, por lo que aprovecha cada momento para mostrar su calidad y su buen hacer, dentro de ese sonido duro como una apisonadora. Cae "Down to Whiskey" en la que pide la colaboracion del publico, y gritamos hasta quedar roncos una y otra vez el estribillo, mientras la banda se gusta y se recrea, nos cuenta como conocio el blues y nos habla del gran Robert Johnson, del que se marca un apoteosico y acustico "Hellhound on my trail", busca la complicidad de la banda y ataca con "Texola", "B going south", "Ride", "Can't be satisfied" y toda la que se pone por delante.

Levell nos regala un solo de bajo dinamico, ritmico, en el que demuestra que es mucho mas que una perfecta base ritmica, y luego Berney se marca un solo de bateria apoteosico, que levanta al personal, y le mete ritmo en el cuerpo, hasta conseguir una perfecta comunion en el ritual al que nos conduce, golpea una y otra vez, mientras parece estar poseido por el diablo del rock and roll, alucinante.

Tras casi dos horas de concierto, se marchan, para cumplir con el rito de volver a salir, y poner el broche final al terremoto de blues rock que nos esta azontando en la Supersonic. Ya todos entregados a la causa, y la banda entregada al publico, se termina una noche de sudor y rock and roll como mandan los canones.

Con cara satisfecha, los oidos pitando -y sin posibilidad de recuperarse, que el miercoles vienen Jetboy-, y la confirmacion por parte de Cacheda de que en 2011 vuelve el Serie Z, pillamos el camino de regreso a casa con un solo pensamiento, que viva el rock and roll.