BEN POOLE - LET'S GO UPSTAIR
Digan lo que digan, yo sigo pensando que hay sangre nueva muy buena en
el mundo de la música, y cuando digo, música, pienso en tíos que hacen
salir de sus instrumentos armonías, melodías que se convierten en
canciones capaces de hacerte disfrutar, reir, llorar, saltar o pensar. Los
tiempos cambian, las tendencias cambian, las formas de entender la
música cambian… anda ya, un tipo con un pc y un pendrive lleno de
sonidos programados, no es mi idea de lo que esto debe de ser, llamadme
antiguo, anquilosado, intolerante, un buen dj siempre ha sido algo
necesario, para esas noches entre colegas, con tu pareja,
en las que esas canciones te hacían disfrutar aún más de la compañía,
pero de ahí a convertirlos en amos del cotarro, en fin, menos mal, que
aún sigue habiendo espacio para esas canciones de guitarras, bajos,
teclados…. aunque se alejen de los grandes eventos y se queden fuera de
los tentáculos de los medios de comunicación de masas.
Bueno, como iba diciendo, aún hay gente capaz de sentir y luchar por lo
que creen, por lo que sienten y muchas veces te llevas sorpresas, como
me ha pasado con Ben Poole. Reconozco que no tenía ni idea de él, a pesar de que ya había editado un EP anteriormente, y ahora se presenta con su álbum debut, “Let’s go upstair”, un buen trabajo de blues con ramalazos de rock melódico, que la verdad, cuando lo vas escuchando, vas
descubriendo muy buenas canciones y muy buenas maneras en Ben, tanto en
su forma de tocar como de cantar, y es que este disco, es de esos que
terminas degustando con ganas, de los que entran fácil y se quedan para
no marcharse, de esos que sabes que te gustan.
Abre el disco con “Hanging in the balance”, rock melódico que seguro que gustará a los fans del A.O.R., con muchas melodías, guitarras cristalinas y un buen solo. “I’m gonna tear your playhouse down”, escrito por Earl Randle, es más bluesy, a lo Gary Moore, siempre con ese transfondo rockero, y un buen estribillo. “It doesn’t have to be that way”
es un precioso medio tiempo, donde destacan esas guitarras y la voz de
Ben junto a esos coros femeninos en el estribillo. El tema título tiene
un rollo funk muy guapo, con ese bajo y un gran estribillo y la guitarra
de Ben, sin excesos, pero dando muestra de muy buen gusto.
“Love nobody no more”, vuelve a ese sonido que de nuevo
bordea las fronteras con el A.O.R. más “soft”, repleto de melodías que
ocupan un primer plano. Ese mismo sendero recorre “Holding onto love”,
de nuevo esa mezcla bluesy con sonoridades muy melódicas y mucha
importancia a los coros, que se hace muy presente en el estribillo. “Over it now”
tiene muy buenas guitarras y un registro más rockero, mirando hacia
sonidos más clásicos, uno de mis temas favoritos del disco. La balada “Atmosphere”,
juega perfectamente con esas melodías que Poole es capaz de sacar de
sus guitarras y ese lado más intimista que muestra en esta canción, que
sin la grandilocuencia de otras baladas, se convierte en una buena
compañera de momentos propios.
“Play on, play on” vuelve a rescatar la faceta más rockera de
Ben, cantada con garra, fuerza y de nuevo adornandola con esos momentos
guitarreros. La versión de ese grande llamado Otis Redding, “Mr. Pitiful” y ese Groove funkie en la guitarra de Poole, la convierten, en otro de mis temas favoritos del disco. “After
all this time” vuelve a la senda del blues, en forma de precioso medio
tiempo, con mucho sentimiento y ese espíritu desgarrador que debe poseer
un buen blues, cuando se torna en su tiempos más lentos.
Cierra el disco “Let the rain come down” con unos bonitos coros
femeninos, una presencia soul en la forma de cantar de Ben y mucho
feeling, que pone el broche de oro a este disco debut con este temazo. Un muy buen disco, este primer lanzamiento de Ben Poole, que demuestra
ser un gran guitarrista, de los que no buscan el lucimiento continuo,
sacrificándolo a favor de las canciones. Blues, rock, soul y funk se dan
la mano en sus canciones. Además demuestra ser un muy buen vocalista.
Un disco que puede gustar tanto a los fans del blues, como a los del
rock melódico, y que puede servir de puente para los que no estén
demasiado involucrados en alguno de los dos estilos. Un muy buen disco.
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