LAS CHEERLEADERS ASESINAS - SIN DOMESTICAR
Trabajo de lunes a sábado, iba a decir como un cabrón, vaya, ya lo he dicho, supongo que como muchos de vosotros, estaréis pensando. Así que cuando, como este fin de semana, el lunes es festivo local, y me junto con un par de días para tocarme las pelotas, a uno le pega un buen subidón. Coño, esta calor no se va, bueno, más bien, parece que acaba de llegar en este septiembre, que parece haber olvidado su lugar en el calendario. Mientras combato la temperatura en la piscina o en la playa, y sobre todo, a base de mucha cerveza fría, le voy dando templanza a los altavoces, a base de buenos guitarrazos. El cuerpo me pide ritmos macarras, buenas canciones de esas que te hacen no dejar de moverte, de las que disfrutas al máximos en algún bareto, con el deposito bien lleno.
Quizás por eso, aunque te lances de cabeza a un mar de músicas, nades de una orilla a otra, llenándote con las brisas que se balancean ante tus oídos, al final, siempre acabo saltando como un poseso ante un buen disco de hard rock, ¡que demonios!. A nuestra manera, seguimos sin domesticar, como han titulado su nuevo disco, los madrileños Las Cherleaders Asesinas, que si su anteriior disco, "Miedo a media noche" (aquí), me dejó con las pilas bien cargadas, en esta nueva andanada, han superado aquel listón, con su sonido ochentero, que también bebe de los setenta, a base de riffs y buenas melodías. Comienza la diversión con la rockera "Calibre 32". La forma de cantar de Sergio me recuerda a Fortu, en ciertos momentos de la canción, mientras las guitarras de Iñaki y Jorge, ponen dinamita, junto a esa base rítmica que forman Tyto y Luis.
"Mr. Soul" tiene un rollo Whitesnake, a la vez que setentero, una pieza de cuidado. "Salvaje" hace honor a su nombre, con un sonido más macarra, más chulesco. Atentos a "Hielo caliente", pedazo de bala hard rockera, con un ritmo endiablado. En "Colmillos", el bajo toma protagonismo, mientras giran hacia terrenos mas hard 'n' heavy. A cada momento, el disco se va poniendo aún mejor, esas percusiones en "La presa", que le da un rollo setentero cojonudo, mientras los riffs no dejan respiro y la voz es un puñetazo en plena cara. Si en el anterior disco, tenian su camino más definido, ahora han abierto un abanico de posibilidades, dentro del hard rock, que les hace ganar muchísimo, y es que en por ejemplo, "Ellen Ripley tenía razón", se salen estos tipos, de verdad, demoledora entrada hacía el estribillo.
Si la resaca ya comienza a pasarte factura, "Amor de burdel" es tu solución, con ese fondo blues, sucio y potente, y ese sabor a carretera único. Por si fuera poco, se atreven con castellanizado cover de "I've got my mojo working", adrenalítico, acelerado y bestial. "Gliese 581 g", es puro hard rock and roll, de ese que bebe sin complejos del punk rock, en la mejor tradición de la mejores bandas americanas de los 80. "Nicotina", tiene un inicio a lo AC/DC en las guitarras, que por fuerza, te hace apurar la cerveza, ponerte en pie, y no dejar de botar. Cierran con la canción que da título al disco, "Sin domesticar", con un riff de corte clásico, imponente, que te hace correr por otra birra antes de que el reproductor de cds, marque que esto se ha acabado.
Pedazo de disco de estos tipos, que siguen demostrando, que no hay quien los pare, y seguro que en directo, tienen que ser una puta locomotora sin frenos. Ellos siguen sin domesticar, y escuchando su disco, nos aplicamos el cuento, porque a fin de cuentas, eso es lo que hemos querido siempre. No os dejéis este disco sin escuchar, o lo lamentareis.
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