LA ISLA MINIMA, SORPRESA MÁXIMA
¡Vaya sorpresa me he llevado con la película de Alberto Rodriguez!. No voy a negar que los 10 Hojas cosechados por la película, no hayan sido el empujón necesario, para sentarme a ver este thriller ambientado en los primeros 80 en Andalucía. Siempre reconozco, que cuando voy a ver cine nacional, lo hago con el cuchillo entre los dientes. No soy ningún devoto de la filmografía patria, generalmente. Si a ello le unimos que transcurra en Andalucía, me pone aún más alerta. Odio a esos actores que tratan de adoptar una forma de hablar del sur, basándose en clichés y suposiciones varias. Prefiero mil veces, que hagan de andaluz hablando en castellano, antes que indignarme, viéndoles gritar o utilizando palabras manidas y fuera de contexto.
No puedo evitar que viendo la película, me venga a la cabeza el triste caso de las niñas de Alcasser. Dos policías, uno de la vieja escuela franquista, el otro, ilusionado con los nuevos aires democráticos, llegan al sur para investigar la desaparición de dos hermanas. Irán viendo que aquello no es un caso aislado y va más allá del crimen pasional o un asesino en serie. Rodriguez consigue mantener esa sensación de tensión e incluso agobio en buena parte de la película, ayudado por la música de Julio de la Rosa.
El antagonismo entre dos actores como Raúl Arévalo y Javier Gutierrez, como pretende la línea argumental, junto a esa sensación de oscurantismo que provocan las marismas, va creando la atmósfera perfecta, a pesar de que a veces el guión busca una especie de huida hacia delante como deficiencia del mismo, así como la inclusión de algún personaje secundario, que no se bien que pintan en la peli. Pero a pesar de todo eso, muestra cual es el camino correcto.
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