EL IRLANDÉS de Martin Scorsese
Lo reconozco. A veces puedo llegar a ser un toca huevos de cuidado. Y con la seriedad que muchas veces la gente se toma ciertos asuntos, ayuda mucho. Para que negarlo. Imaginad con la fiebre que ha despertado El Irlandés de Martin Scorsese la que he podido llegar a dar. Eso si, a la hora de la verdad, me senté frente al televisor para que Netflix me diese la opción de disfrutar durante las tres horas y media que dura la película de una nueva revisión de la historia de los Estados Unidos y su mas que estrecha -y pertrecha- relación con la Mafia así como su influencia en numerosos asuntos y aspectos, desde los más livianos a los de capital importancia. Admiro esa capacidad en este tipo de historias donde los “héroes” son tan villanos como los malos para convertirse en simple y exclusivo trovador que no toma partido ni justifica o condena y a la vez ser capaz de despertar la empatía del espectador con el protagonista y que esta sea manifiesta. Sin moralidades impuestas. Que ya la historia de por si la deja a las claras. Scorsese no esconde mi maquilla. No le tiembla el pulso a la hora de señalar. La vida -obra, milagros y miserias- de Frank Sheeran como recorrido por la carretera del tiempo de un país.
Un elenco de lijo. Un triunvirato formado por Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci difícil de igualar. Sobre sus espaldas recae el peso de un guión magnífico al que Scorsese dota de vida y gloria. El ascenso de Sheeran -interpretado por un a veces estupendamente excesivo De Niro- como matón de distinta categoría y orden social, con la desaparición de Jimmy Hoffa -Al Pacino- como meta última. Pero si el trío de ases protagonista es sencillamente deslumbrante, no lo es menos esa segunda línea infranqueable que bordan Ray Romano, Anna Paquin Stephen Grahan o el gran Harvey Keitel entre muchos otros. Una película para disfrutar con calma y atención. Una lección de historia. Una lección de cine. Para colocar en tu estantería junto al Padrino, Uno de los nuestros, Los intocables de Elliot Ness y Los Soprano. Y de la mano, juntita a Erase una vez América.
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