GREEN DESERT WATER - Black Harvest

Un día no muy lejano aprendimos que las tormentas nunca son imaginarias, sino que presagian recogimiento. Es algo que quizás venga escrito en los libros, que haya viajado por el tiempo a través de los refranes y los cuentos de alcoba, pero que solo se aprende de verdad cuando el aguacero te pilla por sorpresa y no encuentras cobijo que te resguarde. Las tormentas se divisan en el horizonte, incluso se huelen en el aire, pero hasta con la más moderna tecnología como ofrenda de nuestros modernos Prometeos, no puedes evitar el escalofrío de tu espina dorsal cuando esta comienza ni esa sensación de serena calma cuando llega a su inevitable final. Las tormentas toman forma física pero también de metáforas. Desde el inicio de los tiempos, ocultas en párrafos dictados según parecer, de obligados cumplimientos para otros,  de forzado destierro en otros casos. El temporal otea el horizonte en busca de víctimas. La borrasca encuentra la felicidad humedeciendo la ropa tendida en los balcones, golpeando con furia los cristales, formando charcos en las calzadas.


Las tormentas asustan, pero no siempre. Otras son benignas cuando vienen transformadas en guitarras descarnadas y ritmos austeros que como contrapeso se componen de la aridez del desierto. Los vatios y los rayos ausentados de los cielos se nos muestran en canciones, en discos con los que mandar a tomar por viento la no ya deseada paz mental. "Black Harvest" es uno de esos discos. Los asturianos Green Desert   Water proponen una revisión del más imprescindible heavy rock de riff monolíticos y ancestros gloriosos a los que añadir tamices propios de esa generación que a mitad de los noventa presentó credenciales para establecerse como nuevo inquilinos del Olimpo del Rock. Es imposible no rendirse ante canciones como "Too many Wizards" y abrir tus brazos de par en par para recibir el rito sacramental de la furia encarnada en el Rock and Roll de asperezas supremas. Acercamientos a los malditos de por si dominios del doom nos llevan de la mano en la canción que da nombre al disco o "Dead sacred tree" que rinde pleitesía en el altar sangriento de los viejos y omnipresentes dioses.




Un grandísimo disco, desde esa fenomenal portada hasta cualquiera de sus canciones. El mejor testimonio no es el que yo pueda escribir aquí sino lo que puedes sentir al escuchar sus canciones, para lo que os dejo el Bandcamp de Small Stone Recording y así decidas si desnudar tu alma ante la roca de expiación que es este "Black Harvest".

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