Reseñas Express: JOE LYNN TURNER/HÄLLAS/CACHEMIRA
Con los 70 años sobrepasados, JLT parece haber decidido que no sólo necesitaba un cambio de imagen sino también una nueva vía de escape en su carrera, unida al a.o.r. y a la vertiente más melodica del hard rock especialmente cuando se centra en sus trabajos en solitario o fuera del alcance de Blackmore. Y si hay que virar se hace consecuentemente y con todas las de la ley. Para ello ha decidido unir fuerzas con Peter Tägtgren de Hipocrisy y la evidencia nos dice que la mano de este se hace notar. No he podido evitar pensar en aquellas declaraciones de Yngwie Malmsteen acusando a JLT de querer hacerle sonar como Def Leppard mientras él afirmaba pretender aglutinar un espectro más heavy. Y pienso en ello al escuchar a Turner afrontar canciones potentes como la que da nombre al disco o “Black sun” que me recuerda a su paso por Deep Purple con un plus de potencia.
Cuidado, que JLT no olvida sus momentos melódicos donde es uno de los mejores pero si algo destaca en este disco es ese poso de dureza añadida que tan bien ha sabido asimilar JLT de manera natural y además demostrando un muy buen nivel vocal, Por supuesto, el culpable de esta reconversión es Tägtgren que ha sabido y conseguido forzar donde era necesario y aumentar los niveles de fuerza para que en todo momrnto perdure esa sensacion de dureza sin que se extinga el halo melódico de JLT con el que se siente tan propio que lo borda de manera innata. Reconozco que he disfrutado mucho de “Belly of the beast”.
Nuevo disco de los suecos en el que buscando definir, desconozco si de manera permanente o como una nueva etapa de paso su sonido, en su amalgama de heavy rock arenoso y elementos folk, dejan entrever ahora una inspiración centrada en el hard progresivo de corte setentero. Sin lugar a dudas las influencias que se dan cita en este disco son todas esas que seguramente están comenzando a dar vuelta en tu cabeza sin necesidad de nombrarlas e incluso me atrevería a decir, sin haber escuchado el álbum.
La combinación ganadora está en el momento en el que aún siendo evidente de dónde proviene lo wue estás construyendo ser capaz de asimilarlo y convertirlo en algo propio, escapando del espejo de la imitación desvergonzada por muy bien que sea la manera en que lo haces. Hällas navegan hacia buen puerto pirque poseen la cualidad y el talento de revertir todo lo aprendido en beneficio de cimentar una propia personalidad.
Reconozco que mis pasos se dirigieron hacia la música que propone Cachemira después de saber que Claudia González, ex bajista de The Mothercrow ponía su bajo y su garganta al servicio de las canciones de Cachemira. Este segundo disco de los catalanes. “Ambos mundos” es un viaje onírico a la mejor tradición del rock de los 60/70 en su vertiente psicodélica. Adoración a la guitarra de Hendrix, pasajes y ecos entroncados en la mejor tradición de ese rock ácido en cuerpo y mente que se encuentra a ratos con el blues.
En un plano paralelo al que proponen bandas foráneas como Blues Pills podríamos alinear a Cachemira. Gastón Lainé, Alejandro Carmona y Claudia González son los protagonistas culpables de este fantástico trabajo que reivindica esa necesidad de colocar en primer plano lo aprendido de dos de las épocas de mayor reconocimiento respecto a creatividad del rock.
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