La unión al proyecto de Chris Johnstone y Rudy Richman convertía un sueño en realidad como si un cuento de miserias y decadencias propias del rock and roll se hiciese realidad. Pero los estados de felicidad nunca terminan de ser completos porque ese círculo vicioso que es la vida siempre pone de su parte para recordar que al igual que cuando más hundido te encuentras, te asoma de refilón un salvavidas donde agarrarte, cuando más alto parece llevar tu zancada, suelta piedras en el camino para que el traspié sirva de advertencia. Y esto llegó con la dolorosa muerte de Guy Bailey en 2023. Pero el show debe continuar como hace la vida que no espera y sigue adelante por mucha tristeza que le toque cruzar. La decisión de incorporar un guitarrista como Luke Morley (Thunder), otro de esos músicos británicos respetados hasta límites insospechados por muchos -entre los que me incluyo-, honor ganado por derecho propio. Pero si la historia se nos presenta con el renacer de Spike y sus Quireboys, puesto que al final Paul Guerin y Guy Griffin han decidido rebautizar su facción de la banda como Black Eyed Sons, la prueba definitiva era comprobar como sonaban en estudio, que sensaciones iba a ser la banda capaz de rescatar y volver a transmitir tantos años después. “Wardor Street” es la prueba palpable de que el marchamo inconfundible de estos músicos británicos sigue intacto.
He tardado tres meses (salió el 25 de octubre) en hacer sonar este disco en mi equipo, porque se me acumulan los discos que quiero escuchar, y ahora no soy capaz de sacarlo de él. La inconfundible voz de Spike, el sabor añejo de unas canciones que jamás reniegan de sus raíces, todo lo contrario, que se enorgullecen de ellas y las muestran a los cuatro vientos. Primero quiero reseñar a otro de mis héroes malditos, Frankie Miller, de quien Rod Stewart contó que había sido el único blanco capaz de hacerle brotar una lagrima o de quien Zelma Redding, viuda de Ottis Redding dijo: “ese pequeño blanco tiene la voz más negra desde Otis” . El portentoso vocalista escocés, cuya garganta se paró en seco cuando en 1994 sufrió un aneurisma cerebral. Pero un tiempo antes mandó una demo a Spike que contenía la canción “Raining Whiskey “, que estaba previsto que el vocalista de Quireboys incluyese en el disco homenaje a Miller que editó en 2014, pero finalmente se quedó fuera aunque si fue incluida en un directo que salió en 2021 y que ahora aparece, voz de Miller incluida, en este “Wardour Street” en el que hay guitarras, las de un Luke Morley que toca de esa manera tan especial que atesoran los músicos impregnados de forma natural esa elegancia. Como decía, guitarras que mandan en canciones como “ I think I got it wrong again”, “Happy” o “Jeeze Louise”. Medios tiempos intensos, “No honour among thieves” de esencias folk o “It aint over now”. Mención aparte la canción que da nombre al disco, “Wardour Street”, con Spike rememorando su relación con Guy, el mejor homenaje posible. Por cierto, quien quiera entender que entienda y saque conclusiones de las letras de “No honour among thieves” y “Like it or not”.
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