¿Cómo será Bristol?. ¿A qué viene eso ahora?, pensaréis. Asociación de ideas, porque una guitarra eléctrica comienza a competir con el rítmico golpeteo de las gotas de lluvia sobre el tejado y el incesante combatir del viento contra las ventanas. Sons of Liberty tratan de equilibrar la situación a base de riffs. Este es el tercer disco de los de Bristol y apuestan más por el hard rock en detrimentos del rollo sureño, quizás por influencia de su nuevo vocalista, Russ Grimmet. ¿Os suena el apellido?. Correcto, su padre Steve nos deleitó poniendo su garganta al servicio de Onslaught y de Grim Reaper. Quizás también influya que detrás de la producción de esas guitarras que escupen truenos -viene al dedillo la comparación- esté Josiah. J. Manning, guitarrista de la Kris Barras Band. Vete a saber, pero este “The detail is in the devil” suena poderoso, ruge de la manera ne esaria. No han olvidado sus maneras sureñas, que siguen presentes en canciones como “Turn this tide” o “Walk with you”, que suenan realmente bien, más dura la primera, más inmersa en el Americana mas rockero la segunda.
Pero donde realmente me ponen como una moto es en esas canciones en las que el hard rock toma la delantera y se situa como buque guía. Canciones directas de guitarras hirientes y melodías clásicas. “Time to fly”, “What’s a man supposed to do” o “Love what you’ve got” me suben la adrenalina haciendo que mi corazón bombee a velocidad acelerada y mi garganta grite los estribillos. El detalle está en el diablo y este adopta el nombre de Black Stone Cherry, Tesla, Blackfoot o The Four Horsemen. Hard rock de tintes sureños o Southern Rock hiper vitaminado, lo que mejor os venga o gana.
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