Tras la intro de rigor, cabalgan hacia la gloria con la speedica “Gates of skull”. Más interesante resulta “Prisoner in the night” donde fusionan melodías y coros a lo Blind Guardian con ritmos de guitarra influenciados por el duo Smith/Murray. “Stormbreaker (Turok axe)” suena a los Helloween más añejos, con un grando más de dureza principalmente por la voz, mientras que el estribillo atesora un cierto regusto a Accept. Nueva intro y de lleno nos metemos en “Ancient’s ritual” en la que se empeñan en persistir de que a pesar de la importancia del power metal y el metal sinfónico en su país de origen, lo suyo es más centroeuropeo y en la importancia de los coros y en no dulcificarlos en exceso buscando grandilocuencia.
El trabajo instrumental de Crystal Skull resalta, como fortalecen las canciones dando visibilidad a los riffs e intercalando las partes instrumentales. “Am-Aras (Black Lord)” eleva la potencia, con una batería que se acelera y unas guitarras contundentes antes de que entre la parte vocal que deriva hacia los postulados del heavy metal más tradicional y ese estribillo a lo Running Wild. “The underdark” vuelve a sacar a relucir las influencias de Iron Maiden principalmente en el tratamiento de las guitarras. “Queen of the black moon (Erevyn’s fate)” si cambia de punto de mira y apunta hacia el ampuloso power italiano, de principio esos coros nos dan las pistas suficientes para saber a que atenernos. “Defenders” regresa a los dominios de Blind Guardian, sobre todo a su arranques más veloces.
“Glory or damn” toma la misma dirección aunque quizás en esta ocasión podamos reconocer como maestro de ceremonias a Kai Hansen. Dejan el momento más épico del discopara los nueve minutos y pico que le ponen punto y final con “Homecoming (Redgar’s tragedy) alternando momentos más sosegados con otros en los que lanzan a la caballería al ataque. Un disco que se escucha bastante bien este segundo trabajo de Claudio Livera aka Claudio the Ripper y sus Crystal Skull.


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