martes, 23 de septiembre de 2025

Lionheart - The grace of a Dragonfly 2025)


Vivimos un momento dentro del espectro del metal, del rock duro o como prefiráis llamarlo, en lo que se levantan voces que claman que la oferta supera y desborda a la demanda, desde el a.o.r a los sonidos más extremos. Por eso, es complicado muchas veces decidir donde realizar parada o continuar viaje hacia la próxima estación. Lionheart es una de esas bandas compuestas por ex miembros de grupos, que en mi caso, hace que llame rápidamente mi atención. Su principal valedor siempre fue Dennis Stratton, que tras su paso por Iron Maiden trató de reflotar su carrera  en los 80 con Lionheart pero sin éxito por lo que terminó en Praying Mantis. Ya con este siglo bien avanzado, Stratton volvió a resucitar Lionheart contando para ello con dos ex-McAuley Schenker Group como son Steve Mann y Rocky Newton que ya pertenecieron a la primera reencarnación de Lionheart, Lee Small ex-Shy en labores vocales (Jess Cox fue el vocalista original que grabó el primer disco de la banda en 1984) y Clive Edwards, que ha tocado con Pat Travers o Wild Horses entre otros en la batería.

El sonido de Lionheart se acerca a parámetros cercanos a las lindes del a.o.r. y el hard melódico. El disco comienza con “Declaration” y el teclado tomando el mando, convirtiendo la canción en un medio tiempo que crece en el estribillo y permite el lucimiento personal de Lee Small. “Flight 19” cuenta con unas guitarras pegadizas que suenan debajo del omnipresente excepto momentos contados de protagonismo. Nada cambia en “V is for Victory”  pesar del tono más épico a lo banda sonora de peli de acción de los 80 que pretenden imponerle al igual que en “This is a woman’s war”  donde las guitarras recuperan algo más de primer plano.


La sorpresa salta con  “The longest night”, una canción donde muestran su faceta más heavy con ese riff inicial que suena a MSG, algo que sigue sucediendo durante el resto de la estrofa y es que por mi cabeza sobrevuelan ecos del “Assault Attack” mientras el estribillo se dirige hacia los confines del hard rock más poderoso. “The eagle’s nest” nos devuelve al devenir melódico que se convierte en tónica general. Las guitarras se encargan de construir la melodía en “Little ships” aportando un extra de fuerza al que se une un fantástico trabajo vocal de Lee Small y un estribillo muy propio de los 80. “Just a man” es un medio tiempo que comienza con voz y teclado, con ese arranque de guitarras a lo Boston que pronto termina difuminado de nuevo bajo el ímpetu de los teclados. 

“UXB”  posee un estribillo efectivo mientras  la canción que cede su nombre al disco trata de insuflar fuerza combinada con melodía, consiguiéndola gracias al empuje que le aportan las líneas vocales. Finaliza el disco con la emotiva -y corta- “Remembrance, praying for world peace”. Sin dudas, Lionheart se han marcado un disco correcto, pero que teniendo en cuenta los lanzamientos que nos estamos encontrando últimamente, queda un poco en segundo plano.

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