Wytch Hazel - “V: Lamentations” (2025)

Beber los vientos por el pasado no necesariamente debe implicar vivir de él. Tratar de sobrevivir al maremagnum con forma de inmediatez que nos rodea, sorteando las afiladas aristas que asoman tanto por el lado de la modernidad como por el de la tradición, como dos conceptos esquivamente enfrentados que nacen de una misma simiente. Vivimos en un momento de exaltación del culto, irracional desde el principio de los tiempos, inherente a nuestra idiosincrasia desde que fuimos capaz de erguir la columna vertebral. La marmita del éxito, conceptual, que los mercados son designios manejados a la sombra de los intereses creados para monetizar hasta el más minimo aliento, consiste en ser capaz de ser contemporáneo por mucho que tus maneras recuerden al pasado.

Los británicos Wytch Hazel se han autoconvencido y de camino a nosotros de ser herederos de la mejor tradición hard rockera británica, ¡si incluso graban con el sello del bajista de Angel Witch!. Fieles profesos predican su fe a través de sus canciones, mesías del Heavy Rock de esencia setentera y de principio de la década de los ochenta. Phil Lynott como ángel redentor, Smith/Murray en el papel de llagas donde introducir los dedos para contastar la verdad, Angel Witch, Pagan Altar ,Vardis por un lado y Wishbone Ash y Jethro Tull por otro como invitados a una última cena sin fin. Wytch Hazel han dado ya hace tiempo con la fórmula que les identifique entre aquellos que siguen manteniendo la sensación de eternidad de aquel Hard Rock redentor que encendió la mecha de todo lo que llegó detrás y lo engulló.

Adoradores de las dobles guitarras, las Twin Guitars que las llamarían Wishbone Ash, estos británicos presumen a conciencia de calidad y clase. No necesitan más distorsión de la cuenta ni acelerar notas para imponer el reino de sus canciones. La maestría con la que conjugan las líneas melodicas de la voz y una batería que aporta la potencia necesaria en su justa medida. Ciertos guiños folk también encontramos en sus canciones, a la manera que Led Zeppelin eran capaces de añadir a su música sin que pareciese un artificio impostado. “V: Lamentations” transcurre con un ritmo templado, casi el de un poderoso medio tiempo constante que deleita cada vez que las guitarras reclaman su porción de protagonismo como es el caso de “The demon within”.

Es cierto que por momento añoro un poco más de pegada, pero seguramente eso se deba más a consideraciones personales, porque rompería esa sensación de linealidad en cuanto a temperatura que el disco transmite, aún así, “V: Lamentations” es un disco que despierta nostalgias y evoca tesituras que consiguen que aunque los podamos emparentar con toda la pleyade de resucitadores del hard rock de los 70 por defecto que no por convicción. A pesar de esta declaración de intencionalidad  no me malinterpretes, Wytch Hazel siguen siendo una banda fabulosa y este “V: Lamentations” un buen disco, aunque aún hoy en día, su segundo disco siga siendo la joya de la corona de su discografía.