30 años hace que Iron Maiden lanzaban "The X Factor", un dos de octubre de 1995, el primer disco post Dickinson, un vocalista nuevo, un concepto diferente de lo que hasta ese momento había conformado el sonido de la banda, un disco que en su momento tuvo que luchar contra las vicisitudes que siempre provocan los cambios, pero al que el tiempo de una manera u otra, ha terminado dando la razón. Treinta años después, Blaze Bayley, que cumplía su sueño de verse en grandes escenarios, en portadas de revistas, en bocas de todos durante cinco intensos años, se ha embarcado en una gira rememorando el disco que supuso que para bien y para mal, su nombre se situase en el centro del mundo del Heavy Metal, como frontman de la posiblemente la banda más importante del género al menos desde un punto mediático. Hablar de música es hablar de mucho más que de acordes o ritmos, es la perfecta comunión de unos músicos dejándose la piel sobre el escenario y de un puñado de gente recibiendo y transmitiendo sensaciones justo debajo de este. Incluso voy más allá, hablar de la música en directo es sumergirte en un mar de rostros desconocidos que se convierten en "familia" mientras la música suena, más aún cuando hablamos de un género con un sentimiento de pertenencia tan arraigado como es el Metal que además, si por algo se puede caracterizar, es por la idolatría a esos músicos que de una manera u otra, en un instante pasado o presente, por muy corto que haya podido ser en la ancha línea temporal, siempre le profesa. Un tiempo que corre inexorable sin mirar atrás, sin importarle el devenir o porvenir de la gente, que no siente la necesidad de pararse un solo instante.
Y esa gira paraba en Sevilla como única fecha en territorio hispano. La gente de OliSkull son los benditos culpables de que el tour pasase por el sur. Una abarrotada sala Supra esperaba la salida al escenario de Blaze y los suyos, que hacían aparición a las diez en punto mientras la banda acometía la misión de tocar "Doctor, Doctor" y Blaze Bayley tomaba el escenario. Lo primero que llama la atención es el buen estado de forma del vocalista, que desde el primer instante tiende un puente de comunicación con la audiencia, derribando muros que puedan separar artista de público para dejar claro que es uno de los nuestros, que somos de los suyos. La gente canta las estrofas del inmortal himno de U.F.O. mientras las caras de los músicos ya dejan ver que va a ser una noche especial, tal vez otra más dentro de la gira pero no una cualquiera, como el propio Bayley insistió en recordarnos una y otra vez durante el concierto. Bayley repasa "The X Factor" completo y además respetando el orden de las canciones en el disco, por lo que "Sign of the cross" es la encargada de abrir la tanda de canciones que rinden homenaje al álbum. La catarsis general genera que la sala se inunde de voces que respaldan al vocalista en su labor de interpretar unas letras, unas canciones que forman parte del imaginario de la gran mayoría de asistentes, donde la obvia presencia de fans de Iron Maiden es lógica. Blaze acapara las miradas pero deja espacio y protagonismo a sus músicos, que demuestran ser mucho más que una banda solvente, sorprendiendo a propios y extraños por la calidad con la que tocan y la intensidad que ponen.
"Lord of the flies" y "Man on the edge" son dos puntos fuertes, tanto del disco como del concierto y se hace evidente. Blaze constantemente habla entre canción y canción, sobre su vida, su paso por Maiden, su filosofía e insiste en que no nos rindamos nunca, poniéndose a sí mismo como ejemplo, ni un incidente cardiaco ha sido capaz de detenerle y ahí está con sesenta y dos años mostrando su amor por el Heavy Metal y su necesidad de sentir el aliento de la gente a la vez que les ofrece su vida en forma de canciones. Sigue repasando el track list de "The X Factor" recreándose en un público totalmente entregado sin miedo a la afonía que castiga constantemente su garganta a petición tanto de Blaze como de los fantásticos músicos que le acompañan. "2 A.M." es uno de los puntos fuertes sentimentalmente hablando, con un Bayley desnudando su alma para contarnos como hay que creer en uno mismo digan lo que digan los demás. Una vez finalizado "The X Factor", nos recuerda que tres canciones se quedaron fuera pero vieron la luz en la edición japonesa del disco, y para redondear una noche que se estaba convirtiendo en mágica, la sala Supra es inundada por los acordes de "I live my Way", "Judgment Day" y "Justice of the peace" poniendo fin a una primera parte del concierto que no se me ocurre otra palabra para definirla que épica.
Blaze rememora su primera visita a Argentina con Iron Maiden, como uno de sus mejores amigos murió en la guerra de las Malvinas y la mezquindad de todas las guerras para comenzar la parte final del show con un "Como estáis amigos" que cala profundamente en el público que corea el estribillo como si la vida le fuese en ello, como si la fuerza de sus gargantas fuese capaz de parar el mundo. Es justo y necesario nombrar otra vez a los músicos que acompañan a Blaze, todos ellos forman parte de Absolva y son Chris Appleton y Tom Atkinson a las guitarras, el espectacular Luke Appleton al bajo y Martin McNee a la batería, unos músicos que se conocen a la perfección y que hacen suyo el concierto, en una perfecta simbiosis con Bayley. Si no me traiciona la memoria, "Virus" no forma parte de los setlists de Iron Maiden así que siempre es muy especial escucharla en directo, Bayley lo sabe y nos ofrece una ejecución envidiable, sonando de manera brutal. Por cierto, mientras nos presenta la canción nos recuerda que si alguien a través de Facebook nos manda un mensaje diciendo que es él o su club de fans y nos pide pasta, que desconfiemos, que es mentira.Tras "Virus" llega la única canción de Maiden que no pertenece a la época Bailey, un "Wrathchild" que pone la sala boca abajo, un clásico imperecedero en el que los músicos se recrean, se gustan a si mismo y se bañan del apoteosis multitudinario.
Se va acercando el final, queramos o no, porque el deseo generalizado es que este 30 Aniversario no tuviese fin al menos en esta noche sevillana. Bailey sigue repasando alguna de las canciones que formaron parte de "Virtual XI" el segundo disco que grabó con Iron Maiden, y que como un rompehielos en pleno Ártico, "The Clansman" y "Futureal" rasgan la noche empujados por la fuerza de los músicos desde el escenario y el sudor y emoción de todos los que allí nos congregamos frente a ellos. Llega el final, vuelve a sonar "Doctor, Doctor" esta vez con Bayley a las voces, presentando a la banda, duelo de guitarras para deleite del personal, demostración de talento de Luke con su bajo, recuerdo a Cliff Burton incluido y pequeño pero efectivo solo de batería de Martin. Cariño de ida y vuelta, del escenario a la gente y viceversa. Miro el reloj, el tiempo parecía parado pero han pasado dos horas y cuarto. Blaze nos emplaza para enero, volverá esta vez celebrando el 25 aniversario de "Psilicon Messiah", mientras choca las manos de todos los que nos apretamos en la primera fila, agradecidos, emocionados, cansados y sobre todo felices. Desconozco si aún a estas alturas alguien albergaba alguna duda sobre Blaze Bayley, pero si estuvo esta noche en la sala Supra, estoy seguro que esa incertidumbre voló por los aires.



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